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Flor de Narciso

Actualizado: 3 may 2024

Por: Sr Morga

Las hojas arrugadas se acumulan sobre el pasto, Laura intenta hacer un boceto pero no le sale, lleva ya muchos intentos, alguien levanta uno de ellos y lo desarruga.

-¡Que hermoso dibujo! ¿Qué flor intentas dibujar?- dice la anciana que se acercó a Laura con curiosidad.

- Una flor de Narciso, pero no me sale.

-Yo veo que es preciosa ¿Por qué no le das una oportunidad?

-¡Porque es horrible! no me sale como yo quiero- Contesta Laura con frustración.

-Tal vez porque te estás enfocando más en cómo quieres que se vea, que en disfrutar dibujarla. -No se señora, la verdad es que he perdido la inspiración desde que nadie me hace caso. -¿De qué hablas mi niña? -No la conozco, y no la quiero aturdir con mis problemas.

-Adelante mi niña ¡Te escucho!

-Antes era el centro de atención, a donde iba robaba miradas, todo mundo admiraba mis pinturas, y ahora nadie me voltea a ver.

-¿No será que tú misma dejaste de verte? Te preocupas más en agradar que en tu verdadera esencia. -Ese es el problema, no sé quién soy.

-¿Quieres respuestas? -La anciana sacó algo de una bolsa de tela que traía consigo, extendió la mano –Ten, toma esto-

-¿Qué es eso?- preguntó Laura desconcertada

-Son semillas sagradas, cuando estés sola y en un lugar seguro toma una de ellas. -¿Qué pasará? -Tendrás tu respuesta.

-¿Qué pasa si tomo más de una?

-¡No te lo recomiendo! es un regalo que te hago, tal vez después de la primer pregunta tengas mas dudas y necesitaras más respuestas, ¡respeta la planta! una respuesta a la vez-.

La anciana tomó la hoja arrugada y envolvió las semillas, la puso en la mano de Laura, cerró su puño –¡Ten mucho cuidado mi niña! se ve que tienes buen corazón, por eso te ayudo, esto es sagrado, las plantas fueron creadas para servir y ayudar al ser humano, pero si estos abusan de ellas, pierden su humanidad.

-Ok, tomaré solo una ¿Quién es usted? – Preguntó Laura mientras miraba la bola de papel, cuando volteó a un lado, la anciana ya no estaba

– ¡Que extraña mujer!- dijo Laura mientras guardaba las semillas en su bolsa.

Laura camina por el centro comercial, buscando hacer algo diferente, buscando inspiración, se detiene frente al escaparate de una tienda de ropa, su propio reflejo llamó su atención -¿Por qué ya nadie me mira? Soy demasiado hermosa- Luego vio un vestido amarillo que la impresionó -¿Lo compraré? ¡No! Es demasiado atrevido, si mis padres me ven con él puesto, me desheredan- Se fue de ahí sin poder dejar de voltear a verlo e imaginarse dentro de ese hermoso vestido.


Más tarde asiste a la fiesta de una amiga, que realmente era solo una conocida, y la amistad no era más que una fachada, pero Laura está aburrida, ya no importa la calidez humana, solo necesita anestesiar su monotonía con vodka y jugo de naranja, bebió hasta perderse, después de bailar con desconocidos, hubo uno que llamo su atención, lo toma de la mano y lo lleva hasta el baño, se besan apasionadamente aturdidos por el alcohol , poco a poco se quitan su indumentaria, la toma de la cintura mientras besa su cuello, ella empieza a sentir el éxtasis que la lleva poco a poco a la euforia, se siente excitada, pero la excitación se vuelve poco a poco en nauseas; y las náuseas se convierten en una fuerte erupción de vómito, manchando la cara y el pecho de aquel hombre que estaba hundido en pasión. El chico queda atónito y se molesta al instante -¡¿Qué te pasa, estás loca?! -Perdóname, no lo vi venir- Suplica Laura -¡Déjame!- dice el mientras se desenreda de sus brazos y la empuja, se sacude la parte solida del vomito – ¡Qué asco me das!- Le dice mientras la deja tirada llorando. Sigue vomitando, alcanza a ver un poco de su rostro reflejado en el agua del excusado –¡Tiene razón, soy un asco!- intenta tomar un poco de papel para limpiarse, pero no hay, entonces busca en su bolsa y encuentra algo más, es la bola de papel con las semillas que le dio la anciana, las mira recordando la advertencia de que solo debía tomar una, pero Laura no hace caso y se toma todas. Al día siguiente Laura se despierta con una horrible resaca, hay demasiadas lagunas mentales - ¿Dónde estoy?- Se pregunta, se levanta observando el lugar, está en una banca del centro comercial, trae un hermoso vestido amarillo, sus pertenencias no están, tampoco trae zapatos, sintió un fuerte escalofrío que la llenó de pánico y angustia, salió corriendo de ahí, en el pasillo ve a un encargado, piensa pedirle ayuda para conseguir un taxi, pero pasa algo raro con él, la mira con mucha admiración, como si quedara hipnotizado por su presencia, Laura se siente incómoda y sigue su camino, se encuentra con una señora del aseo, esta hace lo mismo que el encargado - ¡Hay algo raro aquí!- dice Laura para sí misma.

En el pasillo principal hay muchas personas mirando las tiendas, ella sigue caminando, sigilosamente, hombres y mujeres la miran de pies a cabeza, primero se extrañan de que va descalza, pero luego la miran por completo, todos se estremecen –¡Que bella es!- se escucha entre los murmureos, se acercan a ella como si fuera una celebridad, la rodean, una mujer toca su cabello y lo empieza a oler mientras un hombre intenta tocar su cuello, y así cada persona intenta obtener algo de ella, corre al sentirse acosada, en todos los pasillos es el mismo caso, la gente la mira y se empieza a juntar en multitud para perseguirla – ¡Ahí va, Ahí va¡- gritan todos. Laura llega a un lugar familiar, la tienda de ropa, el vidrio donde se había visto el día anterior está roto, se mete para protegerse -¿Qué haces aquí?- pregunta la dueña. -¿Ayúdeme señora, me vienen persiguiendo! -¡Lárgate de aquí!- Contesta enojada la mujer. -Ayúdeme ¡Se lo ruego! -¿Tienes el descaro de pedir mi ayuda después de que robaste mi tienda en la madrugada? -¿De qué habla? -Tu vestido ¿no recuerdas nada verdad? Te reconocí desde que llegaste por las grabaciones, solo porque no recuerdas nada te haré un favor, la policía viene en camino, te dejaré ir para darte ventaja ¡Vete! Sale de la tienda tratando de recordar –¡Ahí esta!- grita un hombre, la multitud viene de nuevo hacía ella, corre aterrada, sus pies cada vez le pesan más, está sedienta, percibe una sensación como si el agua fuera aliviar su dolor, se encuentra con un guardia de seguridad, pero este, al verla toma su radio -¡Creo que la encontré!- Dice informando a la base, ella corre al saber que no es buena idea acercarse a él, se agota su energía poco a poco, se detiene, alza la mirada y de nuevo queda frente a un escaparate, se toca el rostro frente a su reflejo, luego recorre su cuerpo entero como si se estuviera seduciendo a si misma –¡Realmente soy preciosa!- Dice quedando hipnotizada, de pronto llega la multitud y se avientan sobre ella, la empiezan a tocar, recibe caricias, besos, pero también golpes, rasguños y mordidas. Se pierde de vista entre la montaña humana, vuelan pedazos del vestido, como en forma de pétalos amarillos, Laura logra salir de la multitud herida, dejando un rastro de pétalos y sangre, el aroma a humedad que viene de una maceta la llama, camina lentamente hacia ella, la multitud cae en la cuenta de que ya no está aquella mujer, – ¡Se fue, sigamos el rastro!- Dicen, mientras la buscan. No hay señales de ella, el camino los llevó a la maceta, no estaba la mujer, solo una hermosa flor de Narciso apuntando hacia el cielo.

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